viernes, 25 de diciembre de 2009

Don Victor y el vino

Martes 22 de Diciembre

Estimados canallas si aún no han ido al Rincón no saben de lo que se han perdido, hoy se los encontraré un poco. Para llegar se bajan en el metro U. de chile van por el sur por San Francisco hasta la calle Tarapacá donde verán una paloma que indica el nombre y las bondades de nuestro local.

El decorado de cerca de 400 cuadros junto a notables frases es su esencia y también su mayor particularidad. Prácticamente todos quienes asisten desean, luego de unos cuantos maremotos, dejar su estampa, su pensamiento, su declaración de (des)amor o lo que sea en los muros de este destacado local. Lo que más abunda es la típica tarjeta de presentación que va acompañada de un "Canalla Perico de los palotes" con su apodo y algún improperio agregado por otro canalla que dudaba de su sexualidad o de su credibilidad o de la fidelidad de su mujer o marido. En lo personal prefiero los pensamientos de todo tipo, aquí sólo algunos de ellos, los otros los tienen que ver por su cuenta:
- Si los perros ladran es señal de que vamos avanzando (En la entrada)
- No temas ir despacio, solo teme no avanzar
- Da gracias a dios hermano que lo esta en tu mano, no lo tienes en el ano (Baño de hombres)
- "Que chucha le echaron al maremoto que me dejó la cabeza por el poto"

El día de hoy me cagé de la risa todo el día, don Víctor el gran Canalla a cada rato hablaba por un micrófono con un eco que le daba todo el tono "voz en off" y lo único que decía era "Hay que puro ponerle canallas, eso es, hay que ponerle no más, pongale nomás canalla" y saludaba a todo parroquiano que fuera a visitarnos con un abrazo apretado y una afable conversación. De fondo las rancheras se intercalaban con las cumbias típicas de éstas fechas. De vez en cuando la Rosita me daba un plato para entregar y nos poniamos a bailar para impregnar más alegría al asunto.

El ambiente de fin de año siempre es de una festividad contagiosa, la esperanza por un año mejor es trascendental, algunos se aferran a Dios, otros a sus aspiraciones y los canallas parecieran no evitar esos temas. Entre las conversaciones a las cuales me integraron a cada rato me preguntaban o por mi futuro o por el futuro del país. Si Frei o Piñera, trabajar o seguir estudiando, si pololear o dejar de hacerlo, si irse de viaje o pudrirse en la ciudad. Ellos o respondían por mi o me tiraban alguna talla entre lo que les respondía. Luego de la propina los más empipados me daban un abrazo y deseaban suerte, agradecido les respondía con un sonrisa, pero siempre con algo de incertidumbre, el destino de país y de quienes lo habitamos puede cambiar para mal o para peor, es lo que creo para mi mientras lavo unos platos, me río de unas universitarias que van por el 3er maremoto y pienso en que regalarle a mis cercanos. ¿Una comida en los canallas? Puede ser una buena opción, pero por mientras como dice el canalla mayor "Hay que puro ponerle".

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